miércoles, 25 de marzo de 2015

Candidatos a la corona del general Prim


Candidatos a la corona del general Prim


No valía cualquiera, ni todos quisieron. Había cuatro condiciones inexcusables. Ante todo, la dinastía del aspirante debía tener un perfil liberal, lo que por aquel entonces significaba que no se hubiera opuesto a un régimen constitucional. En cuanto al propio aspirante, tenía que ser católico, aunque no necesariamente vaticanista –en Roma estaba Pío IX, enemigo declarado del liberalismo–, y no debía identificarse con partido alguno, lo que excluía directamente a Antonio de Orleans, cuñado de Isabel II, inductor de la revolución, intrigante sin tregua, que mostraba su simpatía hacia la Unión Liberal del general Serrano. Por último, en la designación había que respetar el delicado statu quo europeo, y tener muy en cuenta la susceptibilidad de Napoleón III.
¿Por qué no la República? Prim lo dijo con claridad: España no era republicana y la rivalidad entre los líderes políticos creaba el temor a que nuestro país se convirtiera en una de estilo hispanoamericano, es decir, en una sojuzgada por un militar.
La elección de Amadeo de Saboya no respondió a un plan milimétricamente trazado, como podría creerse, ni a la improvisación, o a una trama masónica. Por cierto, no fue el único de los Saboya al que se ofreció la corona, pues también se sondeó a su hermano mayor, Cavagni, y al sobrino de Víctor Manuel II, Tomás, duque de Génova, un niño de 13 años. La opción de Amadeo salió adelante porque fracasaron todas las demás: las de Fernando Coburgo, Antonio de Orleans, Alfonso de Borbón, Espartero, Carlos de Borbón, el ruso Constantino Nikolaevich Romanov, el danés Hans de Glücksburg y el alemán Federico de Hesse-Kassel (además de las de los otros dos Saboya). También se sondeó a los Hohenzollern, casa real alemana encabezada por el príncipe Antón, hermano del rey prusiano Guillermo I.
Leopoldo de Hohenzollern era el rey que hubiera querido el general Prim: culto, bien casado, con descendencia, católico pero no vaticanista, y hubiera aliado España a la potencia emergente en Europa: Alemania. Fue esto último lo que hizo imposible la empresa, pues Napoleón III declaró la guerra a Prusia con la excusa, precisamente, de la candidatura alemana al trono español. El conflicto fue aprovechado por Víctor Manuel III para que su hijo Amadeo aceptara la corona que tiempo atrás había rechazado.
Antes de 1868, la Monarquía constitucional de Isabel II se había basado teóricamente en el sistema de la doble confianza, es decir, una Corona con la facultad constitucional de nombrar y destituir a los ministros y un Gobierno que debía conseguir el apoyo de las Cortes, para lo cual se solían convocar elecciones que ratificaran la designación regia previa y fabricaran mayorías gubernamentales. Esto implicaba un sólido compromiso institucional y una lealtad férrea por parte de la Reina y de los partidos y sus líderes, para aceptar una vida política fundada en la alternancia pactada y el apaño electoral –que era lo habitual en el resto de Europa–. Sin embargo, no sucedió ninguna de las dos cosas, por motivos que sería muy prolijo explicar ahora. La consecuencia fue un proceso revolucionario casi interminable, hasta la expulsión de los Borbones.
Prim.
Los revolucionarios de 1868 quisieron superar esos problemas con la fórmula de la Monarquía democrática, con un rey sancionador que llevara a la práctica las mayorías parlamentarias y firmara las propuestas gubernamentales pero con los poderes de un monarca constitucional a la vieja usanza. A esto se le sumaban la formación democrática de las instituciones representativas, en especial las Cortes y los ayuntamientos, y el reconocimiento y garantía de los derechos individuales. El buen funcionamiento de este sistema, con independencia de su coherencia, exigía la condición básica de todo régimen representativo: un sistema de partidos basado en la lealtad, en la legalidad y en la propagación de costumbres cívicas –en este caso, liberales y democráticas–.
Amadeo de Saboya y María Victoria, los nuevos reyes de España, elegidos en las Cortes con el voto favorable de 191 diputados, se presentaban como una familia noble pero campechana, liberal y emprendedora. La campaña propagandística a favor de Amadeo I fue intensa, pues hubo que combatir a maestros de la propaganda como los republicanos, que volvían al eslogan de "España para los españoles", y los incansables carlistas. El Gobierno llevó al Rey de viaje por toda España, para que visitara instituciones militares y sociales y recibiera homenajes; al tiempo, los periódicos gubernamentales le exaltaron, incluso el gran historiador Antonio Pirala, que formó parte de su séquito, escribió un libro en que buscaba las raíces españolas del italiano. La reina María Victoria tenía un perfil burgués, de ama de casa moderna, modesta y recatada, lo que servía a los propagandistas para hacer el fácil contraste con Isabel II. Amadeo, sin experiencia de gobierno alguna y sin consejeros, sólo tenía que ratificar lo que los líderes de los partidos le indicaran, y así lo hizo.
El problema de Amadeo I era que lo que le señalaban esos personajes no tenía por objeto asentar el régimen sobre el consenso, sino el aprovechamiento partidista. El partido radical quedó descabezado tras el asesinato del general Prim; cayó en manos de Manuel Zorrilla, un político mediocre, con gran capacidad para suscitar el fervor de las masas progresistas pero sin la menor intención de asentar la democracia. Revolucionario, exclusivista y demagogo, no tenía una gran formación ni sensatez; era idealista y romántico en el peor de los sentidos, y amigo de los republicanos. Para sorpresa de todos, por decirse heredero de Prim, el partido radical fue accidentalista con las formas de gobierno e incluso con la dinastía Saboya.
Sagasta, hombre de Prim, se unió a los conservadores del general Serrano, que contaban con gente de enorme valía, como Ríos Rosas o Alonso Martínez. El partido que formaron, el conservador constitucional, sólo participó en las elecciones que organizó y ganó, las de abril de 1872. Esta formación era consciente de su débil arraigo en la sociedad y abusó del entramado administrativo para obtener la mayoría parlamentaria. Aquellas elecciones, las primeras en que los antiguos miembros de la coalición de 1868 se presentaban por separado, fueron una muestra de la imposibilidad de aquel reinado. Los radicales firmaron un pacto electoral con los carlistas, los republicanos y el viejo partido moderado para hacer frente al Gobierno. El objetivo era la deslegitimación, y la consecuencia fue un manejo aún mayor de las urnas y el distanciamiento entre los que deberían haber sido los dos grandes partidos del régimen.
Como el triunfo conservador fue abrumador, los radicales se retiraron de la política. Ruiz Zorrilla se fue a su casa de La Tablada. Martos y Rivero, los otros líderes radicales, anunciaron que si Amadeo I no destituía al Gobierno de Serrano se unirían a los republicanos y se levantarían en armas. Era lo que faltaba: unir una guerra civil a la iniciada en Cuba en 1868 y a la carlista, cerrada en falso en junio de 1872. El Rey ejerció su prerrogativa constitucional para destituir al Gobierno; pero para que el nuevo Ejecutivo radical tuviera mayoría parlamentaria ordenó prematuramente la disolución de las Cortes, lo que era anticonstitucional. Quedó así en manos de un partido casi republicano que le había chantajeado y apartó al conservador, que ya no quiso saber nada más de los Saboya.
¿Qué podía hacer Amadeo I ante esta situación? No era respetado por los españoles. El 18 de julio de 1872 sufrió un atentado en la madrileña calle Arenal, a manos de los republicanos federales. Frecuentemente era objeto de vejaciones. En una ocasión su coche fue detenido y zarandeado en la calle Alcalá por unos vendedores ambulantes que a la sazón andaban manifestándose. Un día, cerca del Retiro, un hombre se le acercó y le insultó gravemente. Otra persona se introdujo, armada, en el Palacio Real para matarlo. La nobleza tampoco se cortaba: las aristócratas sacaron un día las mantillas para reivindicar el casticismo de Isabel II frente a la italiana María Victoria. Los Reyes saboyanos eran desairados hasta en los palcos de los teatros; por cierto, llegó a representarse una comedia titulada Macarroni I.
La confirmación de lo peor vino con el nacimiento del infante Luis Amadeo, el 29 de enero de 1873. El parto fue complicado, y la Reina quedó agotada. El Rey salió para pedir a los miembros del Gobierno y a los presidentes de las Cortes, que aguardaban vestidos de gala, que se retiraran, pues el bautismo se celebraría al día siguiente. Los radicales entendieron que quería sustituirlos en el Gabinete por los conservadores, y sus diputados propusieron la conversión de las Cortes en Convención para impedir el cambio de Gobierno. Tampoco el jefe de los conservadores tuvo un comportamiento ejemplar: su partido decidió que acudir al bautismo del infante suponía aflojar la oposición al Gobierno de Ruiz Zorrilla, por lo que los suyos no fueron. El general Serrano mandó una nota diciendo que estaba "enfermo".
Ya cansado de los españoles, le llegó el asunto de los artilleros. El Gobierno de Ruiz Zorrilla quiso colocar al capitán Hidalgo en el Cuerpo de Artillería, donde no se tenía buen recuerdo de él por su implicación en la matanza de artilleros del 22 de junio de 1866. Ante la protesta de los oficiales del Cuerpo, que se declararon simultáneamente enfermos para no recibir a Hidalgo en Vitoria, el Gobierno decidió reorganizar dicha institución. Amadeo I instó a Ruiz Zorrilla a no tocar el Cuerpo y a avisarle de cualquier novedad. Pero el líder radical presentó al Congreso el proyecto de reforma sin consultarle (7 de febrero de 1873), y consiguió el voto de confianza de la mayoría. Enfrentaba así la confianza del Rey a la de las Cortes. Amadeo I escribió a su padre, Víctor Manuel II:
Zorrilla me había mentido. (...) Yo vi que mi ministro, en vez de trabajar para la consolidación de la dinastía, trabajaba, de acuerdo con los republicanos, para su caída.
Los líderes de los partidos le habían abandonado. Serrano contemplaba, antes del 11 de febrero de 1873, dos posibilidades: formar Gobierno con Amadeo I, lo que iba a suponer la guerra con los radicales y republicanos, o –si el Rey abdicaba o era destronado– establecer una dictadura y dejar en suspenso la Constitución de 1869. El partido radical había quedado en manos de Martos y se había comprometido con los republicanos a espaldas de Ruiz Zorrilla, por lo que seguía el enfrentamiento con el Rey para forzar el fin de la Monarquía.
Cercado por la limitadísima visión de Estado de los líderes políticos, y despreciado por la sociedad española, Amadeo de Saboya renunció a una Corona imposible. Sin esperar a una ley de abdicación, la noche del 10 de febrero él y María Victoria tomaron un tren que les llevó a Portugal. Lo que ocurrió entonces entre los republicanos ya es historia

Comentario desamortizaciones

El proceso desamortizador no fue continuo. Se había iniciado con los gobiernos ilustrados de Godoy, ministro de Carlos IV (1798) y José I, durante la Guerra de la Independencia; lo habían continuado los liberales en las Cortes de Cádiz (1811-1813) y el Trienio Liberal (1820-23). Pero las desamortizaciones más importantes tuvieron lugar en el reinado de Isabel II: ladesamortización eclesiástica de Mendizábal, en 1836, y la desamortización civil de Pascual Madoz, en 1855.
1. La desamortización de Mendizábal: Es la más importante de todas. Los objetivos que pretendía eran unos de carácter económico, otros políticos, sociales o ideológicos. Los primeros -enjugar el déficit del Estado y amortizar la deuda pública, creando riqueza al convertir en propiedad privada los bienes desamortizados- se han comentado anteriormente. Otros objetivos que no aparecen en el texto eran los siguientes:
  • ampliar la base social del liberalismo, aumentando el número de propietarios privados que, agradecidos, apoyarían al régimen liberal de Isabel II.
  • obtener fondos para el ejército liberal, a fin de poder ganar la guerra carlista.
  • asestar un golpe a la Iglesia por su apoyo a los carlistas y conseguir que dejara de subvencionarlos.
Respecto al método, los bienes expropiados en manos del Estado se subastarían públicamente en lotes que no se podían acumular. Sin embargo, hubo compradores que utilizaron testaferros para comprar varios lotes.
La desamortización eclesiástica de Mendizábal se completó con los decretos de supresión de señoríos y mayorazgos. Posteriormente durante la regencia de Espartero en 1841 los progresistas hicieron una ley por la que se ponían en venta los bienes pertenecientes al clero secular.
2. La desamortización de Madoz:
En el Bienio Progresista, el ministro de Hacienda Pascual Madoz hizo la Ley General de Desamortización (1855) por la que se pusieron en venta los bienes del clero secular que aún quedaban sin vender y los bienes municipales de propios y comunes (desamortizacióncivil). El método de venta fue similar al de Mendizábal, pero los objetivos eran amortizar la Deuda pública y financiar la industrialización y la construcción del ferrocarril.
b) Repercusiones de las desamortizaciones.
Fueron muy variadas y existieron grandes diferencias regionales y locales.
- Económicas: Se implantó la economía liberal basada en la propiedad privada plena y libre, y en la libertad de mercado. El Estado consiguió disminuir la Deuda pública, pero no eliminarla. Con la desamortización eclesiástica se vendieron bienes por valor de 5.000 millones de reales. Las ventas de la desamortización civil produjeron al Estado 870 millones de reales. Hubo un enorme trasiego de propiedades. Se consolidó la estructura de la propiedad existente, aumentando el latifundismo del centro y sur. Aumentó la superficie cultivada, pero acompañada de deforestación por culpa de la tala masiva de montes -ya que sin apenas inversión los nuevos propietarios obtenían cuantiosas y seguras ganancias-. Donde los nuevos propietarios invertían aumentó la producción agraria, especialmente de trigo y vid; pero otros sólo buscaban ganancias rápidas y seguras.
- Sociales: La burguesía urbana, junto a la nobleza, fue la principal compradora de bienes desamortizados y se convirtió en terrateniente. Ambas eran las únicas que podían comprar porque tenían dinero y títulos de la Deuda. Los campesinos se vieron perjudicados, privados de los bienes comunales; aunque algunos accedieron a la propiedad, la mayoría siguieron con poca tierra, sin poder competir con los grandes terratenientes. El número de jornaleros sin tierras aumentó y empeoró. Fue una ocasión perdida de realizar una reforma agraria. El clero estaba muy molesto con los liberales, encontrándose una parte en gran pobreza, no pudiendo continuar con sus obras de beneficencia. Estas medidas contribuyeron al asentamiento de la sociedad burguesa en España. Los moderados hicieron cuanto pudieron para detener el proceso desamortizador, a pesar de ser la burguesía la más beneficiada con la compra de los bienes desamortizados. Una burguesía cuya mentalidad latifundista y conservadora no supo aprovechar este proceso para invertir en industria, lo que retrasará el desarrollo industrial del país.
- Políticas: Como había previsto Mendizábal, los beneficiarios de la desamortizaciónapoyaron al régimen liberal. Las relaciones con el Vaticano se rompieron hasta la firma del Concordato de 1851, en que el Estado moderado se declaraba confesionalmente católico y se comprometió a sufragar los gastos del clero a cambio de que la Iglesia reconociera las ventas de bienes desamortizados.
- Culturales: La Desamortización hizo un daño incalculable al patrimonio artístico español, ya que se perdieron muchas obras de arte de los monasterios. Los edificios se deterioraron, porque los nuevos propietarios no mostraron interés en conservarlos. Sin embargo fue muy positivo que el Estado se encontrase con un patrimonio de edificios públicos que pudo emplear en fines sociales (hospitales, cuarteles, institutos de segunda enseñanza) e incluso permitió el ensanche urbano de las ciudades, derribándolos para hacer plazas o construir edificios.

Comentario abdicación Alfonso Xiii

Abdicación de Alfonso XIII (14 de abril de 1931)

Las elecciones celebradas el domingo, me revelan claramente que no tengo el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse y sin duda erré yo alguna vez, pero sé bien que nuestra patria se mostró siempre generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los españoles y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas en eficaz forcejeo contra los que las combaten; pero resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil.
No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósitos acumulados por la Historia de cuya custodia me han de pedir un día cuenta rigurosa. Espero conocer la auténtica expresión de la conciencia colectiva. Mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real reconociéndola como única señora de sus destinos.
También quiero cumplir ahora el deber que me dicta el amor de la Patria. Pido a Dios que también como yo lo sientan y lo cumplan todos los españoles.-
Alfonso, Rey.

Alfonso XIII, de talante europeísta y moderno, inició su reinado entusiasmado e intentó llevar a cabo una políticaregeneracionista, modernizando el país desde arriba. Pero se encontró con muchos problemas heredados que no supo ni pudo resolver; pese al papel relevante que le otorgaba la Constitución de 1876, se mostró incapaz de realizar las profundas reformas necesarias para acabar con la división entre la España oficial y la real de la Restauración. Su reinado significó la crisis del sistema de la Restauración, iniciado por Canovas del Castillo durante el reinado de su padre Alfonso XII. Sus planes fracasaron por la crisis del turnismo político, el pesado dominio de la oligarquía y el caciquismo, que generaban un creciente malestar social, el aumento de la oposición republicana y por su intervencionismo desafortunado, como en el desastre de Annual (1921). Probablemente dice la verdad en el Manifiesto cuando afirma que actuó siempre con buena intención, incluso en su apoyo a la dictadura de Primo de Rivera, que trataba de salvar a la monarquía y los privilegios de la oligarquía dominante; era una solución autoritaria de moda por entonces en otras partes de Europa y que fue muy bien acogida al principio por el pueblo español, que estaba harto de desórdenes. La Dictadura de Primo de Rivera (1923-30) había sido incapaz de solucionar los graves problemas que aquejaban a España, por lo que el dictador presentó su dimisión el 28 de enero de 1930, pero arrastró en su caída a la monarquía de Alfonso XIII, que se había desprestigiado por apoyarle.
El rey confió al general Berenguer la tarea de restablecer la normalidad constitucional de 1876, como si no hubiera pasado nada, pero la excesiva lentitud de sus medidas le atrajeron críticas, tachándose al periodo de "dictablanda". La oposición (republicanos, socialistas, nacionalistas catalanes y gallegos) firmó el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930) para acabar con la monarquía. El 12 de diciembre fracasó un pronunciamiento militar en La Granja. Berenguer dimitió, formándose en enero de 1931 un Gobierno monárquico de concentración dirigido por el almirante Aznar, que anunció la convocatoria de elecciones, primero municipales y luego a Cortes Constituyentes. En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 triunfaron los republicanos en las principales ciudades -aunque en el conjunto del país lo hicieron los monárquicos- y se hundió el régimen de la Restauración.


Comentario de la constitucion de 1812

La Constitución de 1812.
“Las Cortes Generales y extraordinarias de la Nación española, decretan la siguiente Constitución:
Art. 1. La nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios
Art. 2. La nación española es libre e independiente, no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.
Art. 3. La soberanía reside esencialmente en la nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer leyes fundamentales.
Art. 4. La nación está obligada a conservar y proteger con leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen (...)
Art.8. También está obligado todo español, sin distinción alguna, a contribuir en proporción de sus haberes para los gastos del Estado (...).
Art. 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquier otra (...).
Art. 14. El Gobierno de la Nación española es una Monarquía moderada hereditaria.
Art. 15. La potestad de hacer las leyes reside en la Cortes con el rey.
Art. 16. La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el rey.
Art. 17. La potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales reside en los tribunales establecidos por la ley (...)
Art.34. Para la elección de los diputados de Cortes se celebrarán juntas electorales de parroquia, de partido y de provincia (...)
Art.168. La persona del Rey es sagrada e inviolable y no está sujeta a responsabilidad (...)
Art.366. En todos los pueblos de la Monarquia se establecerán escuelas de primeras letras, en las que se enseñará a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que comprenderá también una breve exposición de las obligaciones civiles (...)

El texto es una selección de artículos de la Constitución de 1812. Es una fuente primaria. Se trata de un texto de carácter jurídico y de contenido político, que estádestinado a la difusión general, por tanto es público.
El texto se enmarca cronológicamente en plena Guerra de la Independencia contra la invasión francesa y en el comienzo de la Revolución liberal burguesa en España. 
Su autor es colectivo: los 184 diputados convocados a Cortes en Cádiz por el Consejo de Regencia, a quien la Junta Suprema Central traspasó sus poderes en 1810. Los diputados se reunieron en la Isla de León el 24 de septiembre de 1810 en una Asamblea Constituyente, en vez de hacerlo en las tradicionales Cortes estamentales. La Constitución fue promulgada el 19 de marzo de 1812, día de San José; por eso se la conoce como “la Pepa”.


a estructura del texto es muy sencilla. La Constitución o ley fundamental se compone de un discurso preliminar y 384 artículos, divididos en 10 títulos, que establecen la forma de Estado, de gobierno y los derechos y deberes de los españoles:
- En el Art. 1 aparece el concepto de nación española”, definida como el conjunto de todos los ciudadanos, sin hacer distinción entre los españoles de los dos hemisferios. La nación es única: se rechazan el regionalismo y el foralismo así como el movimiento emancipador en las colonias americanas.
- En el Art. 2. la Nación se declara libre e independiente y no podía ser considerada propiedad de ninguna familia real- como en el Antiguo Régimen-.
- El Art.3 refleja el principio de soberanía nacional: el poder está en el pueblo a través de sus representantes, no en el rey, de origen divino. La Nación se da a sí misma las leyes.
- En el Art.4 se citan derechos fundamentales del individuo que la Nación debe proteger, como la libertad y la propiedad, considerada un derecho sagrado e inviolable, lo que nos indica el carácter burgués del documento. No existe explícita declaración de derechos, pero se reconocen otros en los diversos artículos, como la igualdad ante la ley, lalibertad de expresión y prensa y la inviolabilidad de domicilio.Estos derechos son “legítimos”, ya que los da la Naturaleza a todos los hombres y no la pertenencia a ningún estamento. No aparecen recogidos ni el derecho de reunión ni de asociación.
- En el Art.8 aparece la obligatoriedad de que todos paguen impuestos de forma proporcional a su riqueza. Ya no estarán exentos los privilegiados.
- El Art. 12 establece un Estado confesional ya que la religión oficial y única será la católica, apostólica y romana. Se trata de una concesión a los absolutistas.
- El Art. 14 indica la forma de Estado: una monarquía parlamentariay no absoluta. Fernando VII será el monarca reconocido. Se transmite por herencia, en línea de sucesión masculina.
- Los Artículos 15, 16 y 17 establecen la división de poderes. El Art. 15 indica que el poder legislativo corresponde a las Cortes con el Rey. Las Cortes, compuestas por diputados que representan a la Nación y se reúnen en Cámara única, elaborarán las leyes, sancionadas y promulgadas por el rey.
El poder ejecutivo lo tiene el rey,- Art. 16- cuya persona essagrada e inviolable, como indica el Art.168; no está sujeto a responsabilidad, pero sí sus ministros. Aunque el rey está sometido a ciertos límites, posee derecho de veto suspensivo temporal.
El poder judicial reside en los tribunales de justicia- Art. 17- y se origina un estado de derecho, con garantías penales.
- El Art. 34 establece el sistema de elección de los diputados a Cortes por sufragio universal masculino indirecto. Por primera vez los españoles serán ciudadanos con derechos a participar en la política, no súbditos como en el Antiguo Régimen. Los diputados se eligen por dos años, pudiendo serlo cualquier español mayor de 25 años; pero se requiere ser propietario– sufragio censitario- no hay verdadera igualdad cívica.

La Constitución recoge el derecho de los españoles a la educación primaria, al establecer en el Art. 366 que en cada población habrá escuelas estatales. Vemos plasmado el ideal ilustrado del siglo XVIII, especialmente de Jovellanos.

Comentario Manifiesto de Montecristi

El Manifiesto de Montecristi



El documento, conocido como Manifiesto de Montecristi por el lugar de la Republica Dominicana en que se firmó, recoge el pensamiento de José Martí, líder político de la independencia cubana y fundador del Partido Revolucionario Cubano, quien firma el documento conjuntamente con Máximo Gómez, el líder militar de una guerra que había estallado en febrero de ese mismo año, 1895, con el Grito de Baire, en la zona oriental de la isla.
Expone este fragmento que la guerra tiene como objetivos la libertad e independencia de Cuba, que se ha de constituir en democrática. Ofrece, en esa futura Cuba, libertad y respeto a la propiedad de los españoles, contra los que asegura el manifiesto no sentir ninguna animadversión; por el contrario, se muestra comprensión para el soldado español, sujeto a las quintas forzosas, y se hace una crítica al sistema político español, el de la Restauración.La guerra de Cuba ya había vivido un primer episodio con la llamada “Guerra Larga” (1868-78), concluida con la Paz de Zanjón. El incumplimiento de lo pactado entonces, la dependencia política y económica de Cuba respecto a la metrópoli y los intereses geoestratégicos estadounidenses, encendieron de nuevo la mecha. José Martín, quien deseaba la construcción de una república independiente y democrática, murió en combate al poco de regresar de su exilio, siendo relevado por Máximo Gómez y Antonio Maceo. En España se intentó primero recurrir a los acuerdos, enviando a Martínez Campos, artífice de la Paz de Zanjón, pero al resultar ya imposible, su sustituto, el general Weyler, optó por la “guerra total”. Su dura actuación con la población civil aumentó los deseos de independencia y alentó la campaña internacional de desprestigio contra España, dirigida por la prensa de EEUU. La intervención de este país tras la voladura de su acorazado, el “Maine”, que declaró la guerra en abril de 1898, y las derrotas en las batallas navales de Cavite (Filipinas) y Santiago de Cuba, desembocaron en la pérdida para España de sus últimas posesiones ultramarinas por el Tratado de paz de París.

Apuntes Dictadura de Primo de Rivera













El 13 de septiembre de 1923 Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, dio un golpe de estado declarando el estado de guerra. A continuación publicó un manifiesto en el que declaraba los motivos para rebelarse y sus intenciones. Contó inmediatamente con el apoyo del rey Alfonso XIII, afín a las ideas de los mandos militares, quién le encargó formar gobierno, legalizando así un acto anticonstitucional y convirtiéndose en responsable directo de la Dictadura.

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. Causas del golpe de estado:

A- La crisis y degeneración del sistema político de la Restauración. Los partidos dinásticos que se turnaban en el poder- conservador y liberal- se habían mostrado incapaces de acabar con el viejo sistema caciquil y estaban fragmentados. Se habían sucedido numerosos gobiernos de concentraciónque también habían fracasado. Sólo había dos caminos posibles para solucionar la crisis: o la democratización del sistema o la implantación de una dictadura. Se eligió el segundo.
B- El descontento del ejército por la guerra de Marruecos. El desastre de Annual (1921) desprestigió al ejército y el expediente Picasso que investigaba las causas y responsabilidades en el mismo, aumentó la desconfianza de los militares hacia los políticos.
C- La agudización de los conflictos sociales. Desde la crisis de 1917 y debido a los efectos de la 1ª Guerra Mundial y al impacto de la Revolución rusa (1917), numerosas huelgas y protestas de las clases trabajadoras alteraban el orden público. La burguesía estaba atemorizada también ante el aumento del terrorismo anarquista, especialmente en Barcelona, y se mostraba partidaria de medidas de fuerza para atajarlas.
C- El auge y la radicalización de los nacionalismos periféricos, en especial el catalán.
D- El triunfo del fascismo en Italia. La Marcha sobre Roma en 1922 llevó a Mussolini al poder. También en otros países europeos se impusieron dictaduras derechistas por entonces (Portugal, Grecia, Polonia). La dictadura de Primo de Rivera no es una excepción.
Los objetivos del golpe eran acabar con el sistema parlamentario - al que Primo tachaba de “inmoral y corrupto”-, garantizar el orden público, terminar con el separatismo y solucionar el problema marroquí. Primo de Rivera, un andaluz campechano y paternalista, tenía valores tradicionales típicamente castrenses: orden, disciplina, autoridad y amor a la patria. Su lema era “Patria, Religión y Monarquía”. Creía que bastaba la buena voluntad, la honradez y el patriotismo para gobernar a un país; desconfiaba de los políticos y odiaba a los partidos. Combinaba las ideas regeneracionistas (se veía como el “cirujano de hierro” del que hablaba Joaquín Costa) con la influencia del fascismo italiano de Mussolini, a quién admiraba.
Apenas hubo oposición al golpe de estado. Sus apoyos socialesse encontraban entre la oligarquia de terratenientes e industriales católicos, el ejército, gran parte de las clases medias y también en el mundo obrero. Los socialistas no ofrecieron resistencia e incluso colaborarán con el régimen. Anarquistas y comunistas fueron los únicos que se opusieron, convocando manifestaciones y huelgas en contra del golpe de estado, lo que servirá de justificación al dictador para su ilegalización.

2. Etapas de la dictadura.1.- El Directorio Militar (1923-25):La Dictadura se presentó como una solución provisional, para “poner orden y solucionar los males de España”. Era unadictadura autoritaria cuyas primeras medidas fueron: la suspensión de la Constitución de 1876 y de los derechos constitucionales, la disolución de las Cortes y el establecimiento de un Directorio militar, presidido por Primo de Rivera, encargado de gobernar el país. El dictador concentraba en sus manos todos los poderes (ejecutivo, judicial y legislativo, gobernando mediante decretos-ley) siendo asesorado por el resto de los militares. Colocó en los puestos claves de la Administración a militares (gobernadores provinciales, delegados del gobierno en los ayuntamientos).
Prohibió los sindicatos y las huelgas, mantuvo el orden público con mano dura. Acusó a los nacionalistas catalanes, tanto los autonomistas como los separatistas, de romper la unidad de España. Prohibió el uso oficial de la lengua y la bandera catalanas, e incluso bailar la sardana. Lo que logró con estas medidas fue radicalizar el catalanismo aún más, surgiendo un nuevo partido- Estat Catalá presidido por Maciá. Tampoco hizo caso a los nacionalismos gallego y vasco.
En 1924 formó la Unión Patriótica (UP), su partido político y el único legal, con un programa regeneracionista y calificado como de patriotas viriles, siguiendo el modelo fascista.
La decisión de Abd-el-Krim de atacar la zona del Protectorado francés en Marruecos posibilitó la realización de una acción militar conjunta contra el mismo. Las tropas españolas desembarcaron en la bahía de Alhucemas (septiembre de 1925) y vencieron a las kábilas rifeñas. Abd- el-Krim se rindió a las autoridades francesas. El final victorioso en la guerra de Marruecos fue el gran éxito de Primo de Rivera y le dio una enorme popularidad.
2.-El Directorio Civil (1925-1930).
Primo quiso permanecer en el poder e institucionalizar la dictadura un régimen. En diciembre de 1926 entraron seis civiles en el Directorio; los más destacados fueron Martinez Anido en Gobernación, José Calvo Sotelo en Hacienda y Eduardo Aunós en Trabajo, todos de extrema derecha. UP intentó sin éxito aglutinar un amplio espectro político para legitimar a la dictadura, pero fue sólo un instrumento de propaganda oficial en el que se integraron políticos fracasados y oportunistas. En 1927 se constituyó la Asamblea Nacional Consultiva, formada en sus 4/5 partes por miembros de UP, elegidos porsufragio restringido y cuya función era asesorar e informar al dictador. La Asamblea fracasó rápidamente en su tarea de preparar un proyecto de Constitución, que no se aprobó.Entre las realizaciones del régimen destaca su política económica, llevada a cabo por el ministro Calvo Sotelo. Aprovechando la coyuntura económica favorable (los felices veinte), la etapa de la dictadura fue de prosperidad económica, consolidándose el capitalismo en España. Hubo un fuerteintervencionismo estatal controlando todos los sectores productivos, reforzándose el proteccionismo; se subvencionaron empresas con dinero público y se incrementaron las inversiones públicas en infraestructuras (carreteras, escuelas, obras hidráulicas). Aparecieron las Confederaciones Hidrográficas y los monopolios: Tabacalera, Telefónica, Loterías y CAMPSA, que se ocupaba de la distribución y venta del petróleo. Los mayores beneficiarios de esta política fueron los grandes capitalistas. El Estado se endeudó en exceso y aunque los obreros mejoraron su nivel de vida, continuaron con salarios bajos; los jornaleros eran miserables.En cuanto a la política social se crearon los Comités Paritarios que eran unos organismos oficiales compuestos por representantes de patronos y obreros y un representante del gobierno. De influencia fascista, su función consistía en resolver los conflictos laborales. Los socialistas de UGT, dirigidos por Largo Caballero, participaron en estos Comités, haciendo una política reformista (viviendas obreras, mejoras asistenciales). Pero fueron muy criticados por los comunistas y anarquistas, que eran perseguidos por el régimen. También colaboraron losSindicatos Libres (próximos a la extrema derecha).Estableció el Somatén, una milicia catalana formada por voluntarios, apoyada por las clases medias conservadoras para combatir el sindicalismo y la extendió a toda España para mantener el orden público.

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Pintura Flamenca del siglo XV

La Pasión según Van der Weyden


    van der Weyden en el Museo del Prado
    'El Descendimiento' de Rogier van der Weyden (1435). / SAMUEL 

    Insuperables en la pócima mágica que cruza la maestría técnica y el vuelo espiritual, el naturalismo y la capacidad evocadora, la matemática geométrica y la pasión religiosa, y sobre todo, rabiosamente vigentes después de más de 500 años, los primitivos flamencos han vuelto al Prado. Nunca se fueron. Así que habrá que hablar más bien de un eterno retorno. De entre todos ellos, Rogier van der Weyden, o Roger de la Pasture, según se prefiera la denominación flamenca o francesa (Tournai, 1399 o 1400- 1464) es la personificación de su cumbre, o de una de sus cumbres. En la convulsiva Europa del siglo XV solo el magisterio de Jan Van Eyck estuvo (como poco) a su altura. Más tarde vendrían más genios, El Bosco, Brueghel el Viejo, Rubens, Teniers, pero esa es otra historia. Como lo es la de extraordinarios pintores del XV, anteriores a Weyden y Van Eyck que, habiendo alcanzado la excelencia absoluta, se quedaron en ella sin saltar a la dimensión del artista que marca una era: Petrus Christus, Robert Campin, Van der Goes, Hans Memling…
    La percha de esta muestra es la restauración de su obra cumbre El Calvario
    La exposición de apenas 20 obras que la pinacoteca dedica desde este lunes y hasta el 28 de junio al creador de una de las pinturas capitales de la Historia del arte –El Descendimiento que alberga el propio Prado- y a algunos de sus discípulos y seguidores constituye un hito histórico. Primero, por el ilustre pretexto que la originó. Lapercha de esta brevísima pero subyugante muestra –la primera de carácter monográfico sobre el artista en España- es la restauración de otra de las cumbres del arte de Van der Weyden, El Calvario del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, devuelto a la vida gracias a un largo y complejísimo proceso de restauración que arrancó hace cuatro años y se cerró, como quien dice, anteayer.
    Las dos personas que, acompañadas de sus respectivos equipos de colaboradores, han obrado el milagro son los restauradores José de la Fuente, que reparó el maltrecho soporte de este cuadro dividido en 12 paneles e hizo de una piltrafa medio muerta una obra de arte estropeada pero al fin manipulable y curable, y Loreto Arranz, que quitó la porquería producto de sucesivas y desastrosas restauraciones anteriores (1567, 1892, 1945). El primero forma parte del equipo de restauración del Prado, y la segunda trabaja para Patrimonio Nacional (propietario de la obra).
    Detalle de 'El Descendimiento', una de las estrellas de la muestra.
    Juntos, y en una relación de hechoque se ha prolongado en el tiempo desde junio de 2011, han logrado que El Calvario reluzca en todo su esplendor, desde el dramatismo gestual de la Virgen y San Juan hasta las mismísimas lágrimas que corren por la mejilla del Cristo, ya muerto, o las gotas de sangre que descienden de su corona de espinas. Prácticamente imperceptibles en la contemplación directa de este descomunal óleo sobre tabla de 3,23 por 1,92 metros pintado entre 1457 y 1464, la visión de ese llanto y de esa sangre se hace real en el montaje audiovisual en alta definición instalado por los comisarios de la muestra, Lorne Campbell (muy probablemente el mayor experto mundial en el pintor flamenco) y José Juan Pérez Preciado y por el responsable del diseño museográfico de la exposición, Jesús Moreno.
    Es imprescindible la visita a esta sala oscura para aprehender no solo la extrema complicación técnica de una restauración así, sino también el propio detalle de la obra de Van der Weyden, quintaesencia del detalle a ultranza. En las tablas de Rogier van der Weyden, como en las de sus otros colegas y competidores flamencos de la época, no es cuestión solo de asomarse a la conmovedora alianza entre la arquitectura dispositiva de las personas y las cosas y la intensidad del colorido en los ropajes. Una segunda aproximacióncon lupa permitirá adentrarse en los minuciosos fondos de las pinturas del artista.
    Esto alcanza su paroxismo en esas lágrimas del Calvario del Escorial, pero también en el detalle arquitectónico y en lo que cabría llamar los personajes secundarios del Tríptico de los Siete Sacramentos, una joya procedente del Koningklijk Museum de Amberes nunca vista antes en España. Es una de las obras mayores de Van der Weyden. De hecho, una de las pocas que gozan de absoluta certeza en su autoría, pues, como sus contemporáneos flamencos, no firmaba sus obras. Desde luego, es una de las más inverosímiles: aquí no hay canon compositivo posible, aquí la escala salta por los aires, con los secundarios en pequeñito y los personajes centrales –Cristo, la Virgen San Juan y Magdalena- enormes. El crucifijo roza casi la bóveda de la iglesia (quizá la catedral de santa Gúdula de Bruselas, donde fue enterrado Van der Weyden), los personajes no encajan, el contenido no se adecúa al continente… y todo es perfecto.
    El cuarto vértice de la exposición junto al Calvario, El Descendimiento y el Tríptico de los Siete Sacramentos es, por supuesto, el Tríptico de Miraflores, que regresa a España desde que en 1810 el general francés Jean Darmagnac se lo llevara de la burgalesa Cartuja de Miraflores, y que hoy duerme en el Museo Estatal de Berlín. “Es la primera vez, y muy probablemente la última, en que se podrán admirar juntas estas cuatro obras”, advertía conmovido, el comisario de la muestra. Un hito en El Prado gracias al genio de un artista, la dedicación de unos restauradores… y el retroactivo flechazo de un tal Felipe II por la pintura de aquel flamenco de Tournai. En vísperas de la Semana Santa, la Pasión según Rogier van der Weyden.